Gala de entrega de los Premios The Best46ª edición.Four Seasons, George V, París
Extracto del cuaderno de Peter Valentiner
"La idea que rige el desarrollo de mis pinturas es una idea muy libre que tengo de lo que se puede camuflar en la pintura.
Después de hacer y preparar el lienzo y el marco yo mismo, después de imprimar el lienzo, comienza el verdadero trabajo de pintura.
Se trabaja una primera capa monocromática o policromada. Luego, estando seca esta primera capa, la cubro con pequeños trozos de adhesivo de papel crepé. Yuxtapuestos de tal forma que se crea un intersticio relativamente grande que luego, una vez pintada la superficie, apenas cubierta con estos adhesivos, paso de nuevo el color ya sea de forma monocromática o policromada. La siguiente fase consiste en retirar los adhesivos. Las reservas que dejen las ubicaciones de los adhesivos dejarán al descubierto los envés monocromáticos o policromados y así intervendrán ópticamente sobre la segunda mano de pintura. Estas reservas, por lo tanto, juegan el mismo papel que las manchas oscuras en el pelaje del leopardo. Cito este ejemplo más particularmente porque es el que más a menudo tengo en mente cuando preparo un nuevo lienzo. Estas reservas son pues puntos, manchas, cuyo conjunto “enmarca” la capa superior hasta el punto de perturbar la lectura de la misma. Esto es Camouflage: pintar sobre una forma de otras formas hasta reventar su silueta característica y esto gracias a una inteligente elección del color. El camuflaje mal hecho no solo es inútil sino dañino.
Nunca olvido que una pintura es parte de una relación con la mirada. De su percepción depende su interpretación, su futuro. Mi pintura está hecha para ser vista (o dirigida a la mirada) pero esta percepción se da en un nivel dialéctico de la mirada. Veo, ya no veo, creo lo que veo pero lo que veo, es lo que debo ver etc…
Padre receptor
Padre, a las 7 en punto".