En el Centro Leonard de Vinci de la ENAC, ocho pintores rinden homenaje a la Comuna de 1871. No podemos felicitarles lo suficiente. Además, como amantes de la libertad, han asociado voluntariamente en sus obras la memoria de los grandes comuneros a la acción de los actuales héroes de la Revolución, denunciando al mismo tiempo la represión en todas sus formas. Querían ser pintores revolucionarios. Tal actitud, en sí misma generosa y simpática, sólo es eficaz entre los artistas que la adoptan sinceramente en la medida en que no se limitan a la simple descripción anecdótica de acontecimientos históricos pasados o presentes.
En este caso, al igual que Fourgeron y los pintores mediocres del REALISMO SOCIALISTA, nos encontramos con el estilo cromo más vulgar y, en cierto sentido, más gratuito, porque es el que menos sentido tiene.
En cambio, la verdadera actitud revolucionaria en el arte nos parece excelentemente resumida por un gran pintor, que supo asumirla plenamente en su admirable obra: MATTA. Para él es importante "buscar más la realidad". Se trata de tomar conciencia de los objetos de todo tipo para lograr tanto la emancipación social y económica del mundo como la del espíritu. El objetivo de tal enfoque (que es "esencialmente revolucionario) es encontrar el verdadero funcionamiento del pensamiento, sin prejuicios ni control moral o estético; captar y comprender tanto al ser humano como al mundo.
LO SOCIAL Y LO ESPIRITUAL
Tal enfoque, que abarca lo social y lo espiritual, lo consciente y lo inconsciente, se expresa en obras que, como ciertos poemas, no pueden agotarse en una sola lectura. Son obras de verdadera creación que tienen también un valor testimonial.
RAMON, de los ocho expositores de la ENAC, es el que nos parece, en este sentido, el más auténticamente revolucionario. Es consciente, como él mismo dice, de que su visión no puede entregarse de inmediato.
Para revelar toda su riqueza y su profundo significado, requiere una lectura en "varios niveles o a varias alturas", como diría P.J. JOUVE.
Así, la más bella y grandiosa de sus composiciones ("Citoyen") sólo revela toda su trágica realidad, sólo libera su mágico poder evocador después de haber sido captada por nosotros desde diferentes ángulos de visión.
RAMON, deseoso de forjar un lenguaje eficaz y francamente contemporáneo, rechaza los procesos pictóricos y los conceptos estéticos tradicionales. En su empeño por expresar una visión a la vez única y múltiple, repite en su lienzo "la imagen en cuestión", como los CREMONINI y los MONINOT y otros expositores actuales del Centro Cultural Municipal. Al tiempo que orquesta sutiles y transparentes cromatismos, utiliza muy hábilmente el proceso del montaje fotográfico para conferir más acento y presencia a sus fuertes y originales creaciones.
RAMON, digno hermano menor del excelente pintor CUECO, que expuso hace dos años en Toulouse, parece ser el más dotado de los expositores de la ENAC. Es sin duda el que posee la personalidad más firme.
VALENTINER, tanto en espíritu como en expresión, nos parece cercano a RAMON en su sorprendente composición "Policía y Cultura" cuyo título habla por sí solo.
Claude CHAIGNEAU, a quien consideramos como uno de los más dotados de nuestros jóvenes pintores tolosanos, evoca formas duras y a veces agresivas ("Cloportes") sobre fondos intensamente coloreados. Parece que aspira a una mayor sencillez e incluso a una cierta geometrización de la expresión y, sobre todo, a una articulación más flexible de los elementos del lienzo. Esperemos que, al hacerlo, conserve su gran franqueza de acento y su bella salud terrenal. Del mismo CHAIGNEAU tenemos el placer de volver a ver una bella composición fechada en 1967 e inspirada en la Comuna, que no ha perdido nada de su bella dimensión plástica ni de su poder de conmoción.
DESBONIGES cultiva efectos violentos y sumarios, y JUDE un humor a la vez glacial y chirriante.
CHEDAL evoca, en armonías tiernas y sensibles, el símbolo eterno de la paz "La Paloma".
Jacques FAUCHE, del que se sabe que tiene una importante obra a sus espaldas, expone composiciones de figuras que, en su simple contenido manifiesto, tienen el aspecto de frescos decorativos. En ellas, vuelve a la imaginería y al estilo narrativo que había adoptado en sus series históricas anteriores.
Por último, mencionemos los carteles y paneles decorativos de Gino GINER y una larga alfombra amarilla y negra en la que se nos escapa el nombre del autor.
Robert ARIBAUT
Kommentare