Con el paso de los años, nuestro salón prosigue su marcha, incansable, a pesar de los escollos y dificultades que se acumulan. Esto tiene poca importancia para quienes, desde su fundación, han asumido su responsabilidad, ya que no han tenido nada que perder ni que ganar intentando guiar su camino. Procedentes de los horizontes más diversos, no tienen ninguna doctrina estética que defender, ningún sesgo que imponer, sino crear un clima de libertad indispensable y facilitar el acceso al mayor número.
Despertar la vida, abrir la aurora, ofrecer a cada cual la posibilidad de afirmarse, permitir un eterno recomenzar de año en año invitando a nuevos artistas, ¿no es acaso una tarea estimulante, un medio de liberar las fuerzas que esperan ser desencadenadas, de apoyar todas las formas de expresión o de compromiso sin discriminación, de sembrar el futuro en todas las direcciones dejando a cada cual la dignidad de elegir?
En un momento en que se plantean tantos interrogantes sobre la razón de ser de las ferias, sobre su proliferación demasiado a menudo inútil, hemos querido que esta feria se renueve profundamente, que encuentre su justificación fundamental. La gran mayoría de los invitados de este año son jóvenes a los que se ha dado todas las oportunidades para agruparse, asociarse y reclutarse entre ellos. De este modo hemos respondido a su petición y a nuestros propios deseos.
En un momento en que los salones están, por desgracia, abandonados a su triste destino, hemos optado por este maravilloso lugar de acogida que se nos ofreció; agradecemos muy calurosamente al municipio, a los abnegados gestores culturales y a toda la población de Saint-Germain-en-Laye la generosa hospitalidad de la que nuestro salón pudo disfrutar tan felizmente.
Gaston DIEHL,
Presidente del Salón de Mai.
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